jueves, 29 de junio de 2017

Sus inicios literarios (II)

* Esta entrada forma parte del proyecto Adopta una autora




La baronesa Dudevant me preguntó por qué me quedaba tanto tiempo en París lejos de mi marido.
Le contesté que mi marido estaba de acuerdo. 
-¿Y es verdad que tiene la intención de publicar libros?
 -Sí, señora. 
-¡Caramba! -exclamó ella-, ¡qué idea más rara!
 -Sí, señora. 
-Es algo noble y bueno; pero supongo que no figurará su nombre sobre las tapas de los libros impresos.

 -Oh, no, señora; no tema usted. 
(Historia de mi vida - George Sand)





En la entrada anterior vimos cómo fue la relación que tuvo la pequeña Aurora con los cuentos y su inicio en la lectura. Su imaginación era muy intensa. Sin embargo, es recién cuando llega a ser adulta que decide escribir en forma profesional.

Lo que la lleva a considerar la escritura como una profesión es el anhelo de tener una verdadera independencia económica y al mismo tiempo hay otras cosas que la preocupan, como el proteger a sus hijos contra la influencia nociva de su hermano, quién vivía con ellos y padecía de alcoholismo, además, su hogar en Nohant había cambiado tanto que ya no lo sentía como suyo (había retornado allí en 1822 ya casada con Casimir Dudevant):
"... un interior renovado me anunció un futuro en el que no figurarían ninguna de mis alegrías ni mis penas anteriores, me sentí enferma, y sin razonar, sin conciencia de un mal concreto, me sentí oprimida por la angustia: mi vida tomó entonces un carácter morboso."
Estas circunstancias juntas serán las que la guíen finalmente a decidir mudarse a París con su hija Solange (luego de pedir permiso a su esposo) pero su hijo tuvo que quedarse en Nohant, ella no lo explica en su autobiografía, pero tal vez también por el hecho de sólo llevar a la niña es que su esposo le permite que viva durante seis meses al año en París, además, de que "Creyó que era un capricho del que me aburriría pronto". 

Pero antes de ir a París, incluso antes de su resolución y comunicársela a su esposo, durante buen tiempo Aurora probó diferentes actividades. ¿En qué era buena? ¿A qué podría llegar a dedicarse?. Fue de una actividad a otra, desde las manualidades, hasta el arte y también trató de estudiar botánica. Pero ella no vio resultados concretos, según sus propias palabras: "Como se ve, en medio de mis proyectos y preocupaciones, yo no había aprendido nada".  Esta búsqueda de ocupación la realizó incluso cuando ya pensaba en escribir.

No obstante, cuando llega a París es que la aventura literaria de Aurora realizará un despegue definitivo. En un primer momento debió realizar el proceso de instalación en su casa, enfrentarse a penurias económicas, ya que su pensión no le alcanzaba y en medio de todo ello, dedicarse a escribir además, de tratar de conocer la actualidad, también deseaba conocer más el arte de su tiempo. Sin embargo, estar al día resultaba costoso a nivel económico para una mujer pobre, tal como era ella en ese momento, hasta que un cambio comenzaría a ayudarla con su economía.

En esa época, Aurora empieza a vestir como hombre en forma cotidiana. Ocurría que su ropa de mujer le duraba muy poco en París, ya que se rompía a los pocos días y además, se fatigaba y resfriaba. Su madre cuando era joven vestía como hombre, a sugerencia de su esposo, para poder economizar y en definitiva fue un gran ahorro. Incluso para la propia Aurora no era algo nuevo, ya que de niña y adolescente tuvo épocas en las cuales usaba ropa de hombre.
Recorría París de punta a punta. Me sentía capaz de dar la vuelta al mundo. Además, esas ropas eran resistentes. Salía con cualquier tiempo, volvía a cualquier hora, iba a la platea en los teatros. Nadie me miraba ni desconfiaba de mi disfraz. Además de que yo lo llevaba con soltura, la falta de coquetería y de arreglo en el rostro alejaban cualquier sospecha. 
Viviendo sola con su hija en París y usando ropa de hombre en su vida diaria, la misma Aurora reconoce que ese estilo de vida es extraño, sin embargo, no lo considera vergonzoso, además, ni su esposo, ni su madre, ni su tía lo desaprueban, sólo le quedaba la crítica del resto, sin embargo, en forma discreta opta por alejarse de quienes la criticarán y en cuanto a quiénes la podrían aceptar tal como vivía en esos momentos:

"Si me quieren, pensaba, correrán a buscarme, y si no lo hacen, olvidaré que existen, pero siempre podré quererlas en el recuerdo; no habrá explicaciones enojosas; no dejaremos de saborear el dulce recuerdo de nuestro afecto". 

Cuando Aurora se vuelve George


En un primer momento Aurora había decidido guardar el anonimato, sin embargo, al esbozar una primera obra (revisada por Jules Sandeau) Henri de Latouche, le puso el seudónimo de Jules Sand. Y ese nombre se volvió muy bien acogido, tanto así que de Latouche y el editor querían conservarlo a toda costa, sin embargo, Jules Sandeau era modesto y no deseaba que su nombre estuviese en un libro ajeno. Por tanto, se volvió necesario buscar una solución adecuada para todas las partes, al final se decidió lo siguiente: Henri de Latouche resolvió que quedaría el apellido Sand, pero Aurora podría elegir otro nombre; ella no lo pensó demasiado y eligió: George. A partir de entonces, ella sería conocida como George Sand.

Como ven, lo que nos cuenta Aurora acerca del origen de su seudónimo es una historia que aconteció de un modo muy cotidiano, sin fuegos artificiales. Pero además, nos cuenta que hubieron quienes asociaron su nuevo nombre con el hecho de que quizá tuviese un parentesco con Karl Ludwig Sand, un estudiante alemán que asesinó a August von Kotzebue por considerarlo "traidor a la patria", ello hizo que ella comenzara a ser famosa en Alemania, sin embargo, ella nos aclara que en absoluto era así, además, tampoco adoptó el apellido Sand por estar de acuerdo con lo que hizo ese joven, no lo estaba:
"Eso no está de acuerdo con mis principios religiosos ni con mis ideales revolucionarios. las costumbres de la sociedad secreta no me parecen adecuadas para nuestra época ni para nuestro país; nunca he creído que las formas dictatoriales pudieran arraigar entre nosotros, y yo misma no he podido soportarlas tampoco". 
Si hubiera encontrado otro nombre que la hubiera ayudado aún mejor a alcanzar el éxito, tal vez lo hubiese cambiado sin problema, no obstante, cuando publicó Lélia, fue criticada con ferocidad, así que decidió mantenerse en forma definitiva como George Sand, un cambio de seudónimo le resultaba un acto de cobardía.

"Me bautizaron a tientas y sin querer, entre el manuscrito de Indiana, que era en ese momento todo mi futuro, y un billete de mil francos, que constituían toda mi fortuna. Fue un contrato, un nuevo matrimonio entre la pobre aprendiz de poeta que yo era y la humilde musa que me había consolado de mis dolores. Dios me libre de oponerme a lo que he permitido que decidiera el azar. ¿Qué es un nombre en nuestro mundo revolucionado y revolucionario? Para los que no hacen nada, es como un número, para los que trabajan y luchan es como una enseña o una divisa. El que me dieron, lo hice yo sola, con mi trabajo. Jamás exploté el trabajo de nadie, nunca tomé, ni compré, ni robé una página, una línea, fuera de quien fuese". 

Continuará ... 

Fuentes:

Historia de mi vida (Autobiografía de George Sand) - PDF archivado en la web del Ministerio de Educación y cultura de Uruguay

Karl Ludwig Sand (Wikipedia en español)

Henri de Latouche (Wikipedia en Inglés)